La vasectomía es un método anticonceptivo muy eficaz, ideal para quienes no desean tener más hijos o hijas. Mediante un procedimiento quirúrgico sencillo y de bajo riesgo, se corta el paso de los espermatozoides hacia los conductos que conforman el semen, con lo que se logra una solución definitiva para el control natal.
Partiendo de este principio, ¿sería posible que la vasectomía evite también la transmisión del VIH? Sabemos que el semen es uno de los fluidos corporales en los que más se concentra este virus cuando la persona no recibe tratamiento, así que vale la pena analizar esta probabilidad.
Así funciona la vasectomía
La vasectomía es una intervención quirúrgica simple que consiste en cortar (o bloquear) los conductos deferentes, que son los tubos que transportan los espermatozoides desde los testículos hasta el semen. Por lo general, el procedimiento no requiere más que anestesia local; en él se hacen pequeñas incisiones en el escroto para llegar a los conductos, que son cortados o sellados.
Este método impide que los espermatozoides lleguen a integrarse al semen, de manera que se evita el embarazo. De hecho, la producción de espermatozoides continúa, pero éstos se reabsorben en los testículos, sin causar efectos secundarios.
Ya que lo único que se altera es el paso de los espermatozoides hacia el resto de elementos que conforman el semen, quien se somete a una vasectomía continúa eyaculando de manera habitual, sin ningún cambio visible. Además, no se afecta su deseo sexual ni la capacidad para tener erecciones o disfrutar del sexo.
¿Y en dónde queda el VIH?
Es el momento de aclarar que la vasectomía no evita la transmisión del VIH. Es decir, si alguien que vive con el virus se hace este procedimiento, no afecta en nada su capacidad de transmitirlo o no, ya que el VIH no se encuentra únicamente en los espermatozoides, sino en todo el plasma seminal, es decir, en la base líquida que conforma la mayor parte del semen.
Lo único que puede alterar la concentración de VIH en el semen, igual que en otros fluidos corporales como la sangre y los líquidos vaginales, es el tratamiento antirretroviral efectivo. Esto porque los medicamentos actúan deteniendo la replicación del virus, lo cual hace disminuir su cantidad progresivamente.
De hecho, el objetivo final del tratamiento es lograr reducir la cantidad de VIH al mínimo, a un nivel conocido como indetectable, lo cual ha demostrado hacer imposible la transmisión del virus de una persona a otra.
La vasectomía es buena opción, pero no para todo
Recuerda, entonces, que la vasectomía solo termina con la capacidad de embarazar, pero no tiene nada que ver con el VIH ni con otras infecciones de transmisión sexual (ITS). Por eso, no hay que dejar de lado el uso del condón para tener una vida sexual más segura y protegida.
Si tu finalidad es evitar la transmisión del VIH, el condón es el único método que, cuando se usa correctamente, reduce el riesgo de ITS, incluyendo el VIH. Ni la vasectomía ni otros métodos anticonceptivos como las pastillas, los parches o los dispositivos intrauterinos (DIU) ofrecen protección contra ninguna de estas infecciones.
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