No importa si es por una noche o con el amor de tu vida, el sexo anal debe ser placentero, respetuoso y considerado. Cuando el encuentro no se siente así, las red flags empiezan aparecer para indicarte que quizá no es buena idea seguir con la acción.
Si eres pasivo, sabrás que es un rol que tiene sus desafíos y sus trucos, pero eso no significa que los activos no deban también de esforzarse por desempeñar un buen papel. Probablemente, te has topado más de una vez con un activo que es demasiado agresivo, demasiado egoísta o demasiado brusco, y el recuerdo que te ha dejado sea más de decepción que de placer. Por el contrario, estar con un activo que te hace sentir seguro, respetado y complacido es algo que difícilmente olvidarás.
Por esto, aquí te presentamos algunas red flags que puedes identificar en un activo y que no deberías ignorar, pues no solo podría haber un riesgo para tu salud (física y mental), sino que también hablan de una persona desconsiderada y que, muy probablemente, no merezca que compartas tu tiempo ni tu intimidad con ella.
Rechaza el lubricante
La primera de las red flags aparece cuando tu pareja activa no pretende usar lubricante, o peor aún, lo rechaza porque dice que le resta sensibilidad. Es bien sabido que el ano y el recto no producen su propia lubricación, por lo que el lubricante es imprescindible para hacer más cómoda la penetración, así como para evitar heridas, hemorroides o fisuras anales.
Por supuesto, cuando usan condón es importantísimo agregar lubricante para prevenir rupturas en el material y heridas en el área anal y rectal, que pueden surgir debido a la fricción.
Se salta el juego previo
“Se debe tocar antes de entrar, de otro modo, estás invadiendo”, dice Bobby Box, un bloguero especializado en esos detalles del sexo anal de los que casi nadie habla. Y en este caso, remarca que el ano necesita ser estimulado para poder ser penetrado, sin importar el nivel de experiencia que puedas tener como pasivo.
Es verdad que algunos traseros están más relajados que otros, pero no hay pasivo que no valore una buena motivación previa. La simple excitación sexual ayuda a relajar el ano, por lo que los besos, las caricias o la masturbación pueden ponerte a punto. Obviamente, las caricias directas como los besos, la presión de los dedos o un juguete vibrador también son buenos recursos.
Traspasa tus límites
En el ámbito sexual, para cada uno hay cosas que son un rotundo “no”. Parece obvio, hasta que no lo es para todos los involucrados. Si ya has puesto tus límites y el activo elige ignorarlos, esa es una gran red flag, ya que nadie debería ser presionado (o peor aún, forzado) más allá de sus límites en el sexo.
Una opción puede ser utilizar una palabra de seguridad, pero también pueden usar otras formas de comunicarse, como “luz roja/luz verde” para calificar lo que no aceptas y lo que te gusta mucho, respectivamente. En cualquier caso, no se pierde nada con preguntar.
Y algo muy importante sobre este tema es que tanto los límites como el consentimiento pueden ser revocados en cualquier momento, pues lo que podría sentirse bien en un momento tal vez no sea adecuado para otro.
Te pregunta si estás “limpio”
Si tu ligue usa la palabra “limpio”, para empezar, está muy atrasado de noticias. Se trata de un vocabulario estigmatizante y dañino que ya no debería existir. Usar ese adjetivo para preguntar tu estatus de VIH u otras infecciones de transmisión sexual implica que quien tiene alguna de estas condiciones está “sucio”, es indeseable o malo.
Lo anterior no solo es falso, sino que también refuerza una perspectiva discriminatoria y prejuiciosa sobre el VIH. Recuerda que una persona con VIH puede vivir una vida saludable cuando lleva un tratamiento exitoso, además de que, si tiene una carga viral indetectable, es imposible que transmita el virus a otros a través de las relaciones sexuales.
Lo deja ir todo
Introducir todo el pene o un juguete completo de un solo movimiento es lo peor que puede hacer un activo. Súper red flag. Esta acción lastima el ano y podría incluso generar una reacción de shock en el cuerpo. Lo decimos de nuevo: hay que ir poco a poco, calentando el motor.
La mejor forma de penetrar es lentamente, poniendo atención a la comunicación durante el proceso, ya sea verbalmente o con lenguaje corporal (si no te gusta ser tan específico). Si te pones tenso de repente o expresas molestia, tu pareja debería retirarse y reevaluar cómo intentarlo de nuevo.
No pases por alto las red flags
Todo gira en torno al respeto, no en el sentido solemne de la palabra, sino simplemente en escuchar y actuar en consecuencia de los límites, las peticiones y las sensaciones que cada quien exprese. Los encuentros sexuales son como el baile, y cuando cada uno va a un ritmo distinto, difícilmente el resultado será agradable.
Si detectas alguna de las red flags anteriores, no importa lo guapo, sexy o deseable que esté ese activo, da media vuelta y sal por donde llegaste. Importa más proteger tu integridad que vivir una mala experiencia con alguien que no muestra la mínima consideración que requiere el intercambio sexual.
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