Hablar de salud sexual con amigos puede darte algo de pena al principio, pero la realidad es que debería ser tan natural como hablar de qué serie están viendo o cuál es el mejor lugar para salir el fin de semana. Muchas veces, lo que nos detiene es la idea de que es un tema incómodo o demasiado personal, pero en realidad, compartir información sobre salud sexual puede fortalecer las amistades y ayudar a que todos tomen mejores decisiones.
Si poner el tema sobre la mesa es un paso que no has podido dar, aquí te dejamos algunos consejos para que la conversación fluya sin vergüenza y sin parecer un sermón de educación sexual escolar.
Las risas rompen el hielo
Si de algo sirven los memes, las canciones y las series, es para sacar temas de conversación sin esfuerzo. Seguro más de una vez has visto chistes sobre condones, pruebas de infecciones de transmisión sexual (ITS) o incluso referencias a la prevención TikTok. Puedes aprovechar esto para empezar una plática sin que parezca forzada.
Algo tan simple como: “¿Vieron ese meme que dice que si llevas condones en la cartera más de tres meses es porque no ligas lo suficiente?” puede dar pie a que alguien más opine y, sin darse cuenta, todos terminen hablando de la importancia de tener condones a la mano y de usarlos correctamente.
Otra forma sencilla de abrir la conversación es hablar de la cultura pop. Si en una serie mencionan el VIH o una ITS, puedes preguntar: “Oye, ¿tú sabes cada cuánto hay que hacerse una prueba?”. Esto abre la puerta para que otros compartan sus experiencias o dudas, y poco a poco se normalice hablar del tema.
Lo importante es que no lo tomes con solemnidad ni como si estuvieras dando una clase. Las conversaciones más productivas son las que fluyen de forma casual y sin presionar a nadie a hablar de cosas que no quiere.
Comparte experiencias propias, sin tabú
Uno de los errores más comunes al hablar de salud sexual es juzgar o ver las cosas desde la moralidad. Si quieres abrir el tema, es muy importante que lo hagas con una mentalidad libre de prejuicios. No se trata de decirle a alguien cómo debe vivir su sexualidad, sino de intercambiar información útil para que todos puedan tomar decisiones informadas.
Por ejemplo, si en algún momento tuviste dudas sobre un método anticonceptivo, puedes decir algo como: “Yo antes no sabía que los anticonceptivos hormonales no protegen contra ITS, hasta que una amiga me contó su experiencia”. Esto invita a los demás a compartir sus propias experiencias o a hacer preguntas sin sentir que serán juzgados.
También puedes hablar de tu primera vez haciéndote una prueba de VIH y cómo te sentiste al respecto. Algo como: “Al principio me dio nervios, pero después me di cuenta de que es algo súper necesario y me sentí bien sabiendo mi estado de salud” puede motivar a tus amigos a que lo consideren sin sentir que se les está imponiendo.
No es necesario hacer un gran anuncio
A veces, la razón por la que la salud sexual sigue siendo un tema difícil de hablar es porque la gente siente que tiene que hacer un gran esfuerzo para sacarlo. Pero la clave está en normalizarlo poco a poco.
Por ejemplo, en lugar de esperar un “momento adecuado” para hablar de condones, puedes mencionarlo casualmente cuando alguien hable de una cita o de su vida amorosa. Si alguien dice que está conociendo a alguien nuevo, puedes soltar algo como: “¿Ya platicaron de salud sexual? Yo siempre pregunto antes de dejarme llevar”. Si lo dices con naturalidad, sin poner cara de sermón, el tema se siente como algo tan común como hablar de qué película ver en el cine.
Otra estrategia es tratar la salud sexual como cualquier otro aspecto del bienestar. Así como hablas de ir al gimnasio o de probar una nueva dieta: “Estoy intentando mejorar mi autocuidado este año, así que me propuse hacerme pruebas de ITS cada seis meses”. No es un gran anuncio, es solo una parte más de tu vida, y así ayudas a que tus amigos lo vean igual.
Si un amigo menciona que está usando un método anticonceptivo, puedes preguntarle cómo le ha ido con él, sin hacerlo sentir incómodo. O si alguien tiene dudas sobre la pastilla del día siguiente, en lugar de juzgar, puedes compartir información clara sobre cómo funciona.
Lo importante es que la conversación no se sienta como una clase o una intervención. Cuando se habla de salud sexual con la misma naturalidad con la que se habla de cualquier otro tema, poco a poco se convierte en algo común dentro del grupo de amigos.
Así que la próxima vez que surja la oportunidad, no dudes en mencionar el tema. No tienes que hacerlo de forma seria ni con un guion preparado, basta con ser auténtico, usar el humor y crear un ambiente en el que todos se sientan cómodos. Hablar de salud sexual sin pena no solo fortalece amistades, sino que también nos ayuda a construir una comunidad más informada, libre y segura.
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