Tienes en tus manos un diagnóstico de VIH y no puedes creerlo. Te sientes bien, te ves como siempre, no has perdido peso ni has tenido ningún síntoma raro. Aun así, estás frente alguien con bata blanca que te dice que todo eso no importa, que deberías comenzar ya el tratamiento del VIH.

Sales del consultorio y prefieres caminar para aclarar tu mente. ¿Atarte a un puñado de pastillas por el resto de la vida? ¿Sufrir todas esas náuseas, mareos y problemas tan molestos que has escuchado que te daban con los antirretorvirales? ¿Qué tal si esos medicamentos arruinan más cosas de las que van a arreglar, como decían?

Toma un respiro y sigue leyendo, porque daremos respuesta a esas dudas que te tienen la cabeza enmarañada.

Un virus que no descansa

Una vez que ha entrado al organismo, el VIH comienza un proceso de replicación muy acelerado. Para eso, ataca a las células de defensa del cuerpo, llamadas linfocitos CD4, ingresando a ellas y fusionando su material genético (ARN) con el ADN celular. De esta forma logra hacer miles de copias de sí mismo, que a su vez realizan el mismo proceso con otras células CD4.

Cuando la infección sigue su curso natural (es decir, sin nada que la detenga), la carga viral (cantidad de virus en la sangre) aumenta y el número de células CD4 disminuye. Esto se debe a que el sistema inmunológico es incapaz de producir nuevas células al mismo ritmo en que el VIH las destruye para replicarse.

Todo esto sucede en tu cuerpo, y puede seguir pasando por años, sin que haya síntomas visibles o signos que te indiquen que algo anda mal. Es hasta que comienzan a presentarse infecciones directamente relacionadas con un sistema inmunológico débil cuando podrías empezar a sospechar que hay algo extraño.

¿Tratamiento del VIH? ¿Para qué, si no me va a curar?

Después de décadas de investigación, incontables recursos invertidos y millones de personas afectadas, no se ha podido crear una cura para la infección por VIH. Sin embargo, sí se han creado esquemas de tratamiento que son altamente efectivos para frenar el avance del virus, incluso hasta detener totalmente su proceso de replicación.

Desde 1996, año en que se presentó el primer esquema de tratamiento combinado para el VIH, millones de vidas han sido salvadas por estos medicamentos. Además, la investigación sobre ellos no se ha detenido, por lo que durante las últimas décadas se han mejorado los tratamientos y sus presentaciones, haciéndolos cada vez más sencillos de tomar y más seguros, es decir, con menos efectos secundarios.

Entonces, toma en cuenta que esa antigua idea de que los antirretrovirales hacen más daño que bien es (y siempre lo ha sido) totalmente falsa. Hoy en día, tomar el tratamiento podría traerte un poco de náuseas o diarrea los primeros días, pero nada más grave que eso. Y a largo plazo, los beneficios son contundentes.

Es que yo me siento bien…

Las personas estamos demasiado acostumbradas a buscar ayuda médica cuando algo está mal. Por esta razón, podría no tener mucho sentido para ti comenzar un tratamiento diario y de por vida cuando no te sientes mal. ¿No sería posible esperar un poco? La respuesta es no.

Hace un par de décadas, se consideraba que el tratamiento del VIH debía prescribirse cuando la persona llegara a un nivel alarmantemente bajo de células CD4. Sin embargo, las investigaciones posteriores demostraron que si alguien comienza el tratamiento cuando su sistema inmunológico está fuerte, éste se mantiene así por mucho tiempo, logrando evitar el deterioro que antes se creía ineludible en presencia del virus.

Los estudios clínicos siguieron avanzando hasta llegar a la recomendación que hoy está vigente: toda persona que ha sido diagnosticada con VIH debe comenzar el tratamiento antirretroviral de inmediato; si es posible, el mismo día del diagnóstico.

¿De verdad hace una diferencia el tratamiento del VIH?

Iniciar el tratamiento del VIH tan pronto como sea posible sí hace la diferencia. Las investigaciones han demostrado que el tratamiento inmediato trae importantes beneficios como:

  1. Reducción de la carga viral: Comenzar el tratamiento del VIH inmediatamente ayuda a reducir la carga viral de forma más rápida, ya que se comienza a detener el proceso de replicación del el virus. Esto no solo mejora la salud a corto plazo, sino que también reduce el riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con el VIH.
  2. Resguardo del sistema inmunológico: Mientras más tiempo se posponga el tratamiento, más tiempo tendrá el virus para destruir las células CD4, debilitando las defensas del cuerpo. Iniciar el tratamiento del VIH de inmediato ayuda a preservar y proteger el sistema inmunológico, manteniéndolo fuerte.
  3. Prevención de complicaciones y enfermedades graves: Sin tratamiento, el VIH puede causar inflamación crónica y daño a varios órganos, lo que puede llevar a complicaciones graves, como enfermedades del corazón, los riñones, el hígado y el cerebro. Comenzar el tratamiento pronto ayuda a prevenir estas complicaciones a largo plazo.
  4. Mejores resultados a largo plazo: Muchos estudios han demostrado que quienes inician el tratamiento inmediatamente después del diagnóstico tienen mejores resultados de salud a largo plazo, pues experimentan menos progresión del VIH, menos complicaciones relacionadas con el virus y una mayor expectativa de vida.

Objetivo: ¡Ser felices!

El objetivo del tratamiento del VIH es lograr que la cantidad de virus en el organismo disminuya a niveles tan bajos que las pruebas de laboratorio convencionales no puedan encontrarla. A esto se le llama carga viral indetectable.

Tener una carga indetectable –y mantenerla así– hace que tu salud permanezca en óptimas condiciones. Pero no sólo eso, también hace imposible que transmitas el virus a otras personas a través de las relaciones sexuales. Este concepto se conoce como “Indetectable=Intransmisible” (I=I).

De esta forma, el beneficio del tratamiento del VIH no es solo para ti, sino que también repercute de manera positiva en la comunidad.

En resumen, iniciar el tratamiento antirretroviral cuanto antes es crucial para maximizar sus beneficios, proteger tu salud y prevenir la transmisión del VIH en la comunidad. Además, comenzar rápidamente también establece bases fuertes en tu compromiso con el tratamiento, marcando un camino hacia una vida más saludable y plena.

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