Hablemos claro: el sexo es placer, conexión y también salud. Pero a veces, entre mitos y desinformación, nos olvidamos de lo básico: el autocuidado sexual.

Y, sorpresa: cuando te cuidas, también cuidas tu relación.

El autocuidado sexual no solo tiene que ver con usar condón o hacerse pruebas. Es también conocerse, hablar sin miedo y, sobre todo, disfrutar sin preocupaciones innecesarias. Porque, aceptémoslo, la confianza en la cama (y fuera de ella) es un ingrediente clave para una relación buena y duradera.

Primero, cuida tu propio terreno para el autocuidado sexual

No puedes construir una relación segura y placentera si no estás bien contigo. El autocuidado sexual empieza en solitario y se refleja con tus parejas.

Esto incluye:

  • Conocerte bien: saber qué te gusta y qué no.
  • Hacerte chequeos de salud sexual: pruebas de VIH y otras ITS.
  • Usar protección: condón y, en todo caso, PReP.
  • Hablar sin pena sobre sexo: porque el silencio es el peor enemigo del placer.

Si tienes seguridad, lo proyectas, y si proyectas seguridad, tu pareja también se siente más a gusto.

La comunicación: el verdadero afrodisiaco

Hay muchos mitos sobre qué hace que el sexo sea increíble: posiciones acrobáticas, juguetes futuristas, noches de maratón… pero, sorpresa, la clave está en hablar.

Cuando puedes decir abiertamente cómo te sientes, cuáles son tus miedos o qué te prende, la confianza crece. Y cuando hay confianza, hay menos ansiedad y más disfrute.

  • Hablen sobre su historial sexual sin dramas ni juicios.
  • Aclaren sus expectativas y límites.
  • Chequen juntos opciones de métodos de protección.
  • Normalicen preguntar: “¿Cuándo fue tu última prueba de VIH?”, sin tensiones.

Sexo seguro = sexo sin preocupaciones

Nadie quiere que, en pleno momento de pasión, suene la alerta mental de “¿Y sí…?”. Tener la certeza de que te cuidas y que tus parejas también lo hacen, quita un gran peso de encima.

  • Pruebas de VIH y otras ITS: háztelas regularmente e invita a tus parejas a hacer lo mismo.
  • Condones y protección: que nunca falten.
  • Consentimiento siempre: porque el placer se disfruta mejor cuando es mutuo.

Menos miedo, más placer

Nada apaga la pasión como la incertidumbre o la desconfianza. Cuando el autocuidado sexual es parte de la relación, todo fluye mejor. Hay menos tensión, menos silencios incómodos y más seguridad para explorar lo que realmente disfrutan.

Si sabes que tú y tus parejas están bien cuidados, puedes enfocarte en lo importante: pasarla cañón.

Dale prioridad a tu bienestar (y al de tu pareja)

No es difícil, ni tedioso, ni “mata pasiones”. El autocuidado sexual es básicamente decidir que tu placer y tu tranquilidad valen la pena. Y cuando cuidas de ti, también le das a tu pareja lo mejor de ti.

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